martes, 12 de abril de 2016


Me duele tu ausencia, la silla vacía que dejaste en la cocina y la taza de café de los buenos días.


Me duele el tiempo que pasé contigo y el que ya no volveremos a pasar.


Me duele tu sonrisa, el caos que formaban nuestras sábanas y tu lado vacío de la cama.


Me duele la luna, las nubes de marfil y el indecoroso aire que respiro.


Me duelen estas letras y todo lo que no escribo en ellas.


Me duelen nuestras promesas, la calle que ya no existe en el mapa donde nos besamos por primera vez y la cima que alcanzamos con la punta de nuestros dedos. Y de nuestros sueños.


Me duelen tus manos que hicieron tuya mi cintura una infinidad de veces.


Me duelen tus abrazos que eran capaces de reconfortar el llanto de mi alma. Y también, de desequilibrar mi más serena paz.


ME DUELES TÚ.


Me duelen las mentiras y todos aquellos y aquellas que quisieron hacer de nuestra historia, la suya.


Me duele haberte tenido y haberte perdido.


Me duele haberte CREÍDO y haberte puesto en duda.


Me duele lo poco que me quise y el poco valor que tuve para subirme a aquel unicornio de plumas amarillas y salir volando de aquí.


Me duelen los miedos que me dejaste como herencia y aquella noche donde nos unimos para siempre.


Me duele el primer verano que pasé contigo, las velas que soplé cuando me cantaste “feliz cumpleaños” y todas esas fotos que nos hicimos. Y las que no, también.


Me duele tu amor. Y eso que el amor…NO DUELE.


Me duelen tus pestañas, tu dolor y esas arrugas que gritan lo mucho que me recuerdas.


Me duele echarte de menos y echarte de más.
Me duele tu nombre,
tu olor,
tu verborrea.


Me duele el ruido que ensordece los dedos de mis pies,


y me duele la mirada débil y bonita con la que me envolvías mientras dormía.


Me duelen tus besos y la forma en la que los recuerdo cuando cierro los ojos.


Me duele la falsedad, la facilidad con la que hoy se quiere y mañana ya veremos.


Me duele todos aquellos y aquellas que pasaron por mi vida sin dejar propina.¡MALDITOS, MALDITAS!


Me duele el vino condensado y la poca gracia que me producen los monólogos de aquellos que presumen ser mis amigos. Tengo menos de los que creía y más de los que sentía.


Me duele que una vez quisieran apagar mi luz…y me duele en el alma tu daño.


Me duele, me duele, porque soy humana. Porque a mí no se me ha olvidado lo que un día le prometí al cielo, ni la marca de nacimiento que precede bajo los lunares de mi piel. Me duele no encontrarme las alas. Y eso que he mirado hasta debajo de la cama.


Me duele haberme perdido.


Me duele no haberme creído.


Me duele este mundo.


Me duele ser parte de él y de nuestra historia.

viernes, 11 de septiembre de 2015



Era insegura, grosera, nada amorosa, vivía despeinada. Era algo así como perfecta.


-Ella era algo así como un bloque de hielo. Era insegura, grosera, nada amorosa, vivía despeinada. Era algo así como perfecta.

Un bloque de hielo maravilloso que a veces se derretía. Y cuando conseguías que pasara todo era lo mejor que podría haber pasado en tu vida.

Podías sentir la furia, el amor, la felicidad, la angustia, la ansiedad, el miedo y todo en sus ojos. Menos su tristeza, su tristeza únicamente y sólo únicamente aparecía en su sonrisa. Una sonrisa que te hablaba y que te decía; "No me conoces y nunca lo harás".
En realidad cuando el bloque de hielo se derretía, los muros se derribaban y la escalera se colocaba en el sitio perfecto para llegar al jardín donde guardaba todo su corazón reconstruido en pedazos.


No había nada que decir, con una mirada quedaba todo dicho.

martes, 23 de diciembre de 2014



-“Te amo” - dijo el principito…

-“Yo también te quiero” - dijo la rosa.

-“No es lo mismo” - respondió él…


"Querer es tomar posesión de algo, de alguien. Es buscar en los demás eso que llena las expectativas personales de afecto, de compañía…Querer es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarnos o desear algo para completarnos, porque en algún punto nos reconocemos carentes.

Querer es esperar, es apegarse a las cosas y a las personas desde nuestras necesidades. Entonces, cuando no tenemos reciprocidad hay sufrimiento. Cuando el “bien” querido no nos corresponde, nos sentimos frustrados y decepcionados.

Si quiero a alguien, tengo expectativas, espero algo. Si la otra persona no me da lo que espero, sufro. El problema es que hay una mayor probabilidad de que la otra persona tenga otras motivaciones, pues todos somos muy diferentes. Cada ser humano es un universo. Amar es desear lo mejor para el otro, aún cuando tenga motivaciones muy distintas. Amar es permitir que seas feliz, aún cuando tu camino sea diferente al mío. Es un sentimiento desinteresado que nace en un donarse, es darse por completo desde el corazón. Por esto, el amor nunca será causa de sufrimiento.

Cuando una persona dice que ha sufrido por amor, en realidad ha sufrido por querer, no por amar. Se sufre por apegos. Si realmente se ama, no puede sufrir, pues nada ha esperado del otro.

Cuando amamos nos entregamos sin pedir nada a cambio, por el simple y puro placer de dar. Pero es cierto también que esta entrega, este darse, desinteresado, solo se da en el conocimiento. Solo podemos amar lo que conocemos, porque amar implica tirarse al vacío, confiar la vida y el alma. Y el alma no se indemniza. Y conocerse es justamente saber de vos, de tus alegrías, de tu paz, pero también de tus enojos, de tus luchas, de tu error. Porque el amor trasciende el enojo, la lucha, el error y no es solo para momentos de alegría.

Amar es la confianza plena de que pase lo que pase vas a estar, no porque me debas nada, no con posesión egoísta, sino estar, en silenciosa compañía. Amar es saber que no te cambia el tiempo, ni las tempestades, ni mis inviernos.

Amar es darte un lugar en mi corazón para que te quedes como padre, madre, hermano, hijo, amigo y saber que en el tuyo hay un lugar para mí.

Dar amor no agota el amor, por el contrario, lo aumenta. La manera de devolver tanto amor, es abrir el corazón y dejarse amar.”

-“Ya entendí” - dijo la rosa.

-” No lo entiendas, vívelo” -dijo el principito.

jueves, 16 de octubre de 2014

La mala costumbre



Todos tenemos un ex, o dos, o varios. Personas que han formado parte de nuestras vidas y que en más o en menos tiempo y que con más o con menos sentimientos, marcaron un antes y un después en nuestra historia.


Ex, una palabra indecorosa, antiestética, que casi siempre viene acompañada de dolor de estómago, de recuerdos repletos de nostalgia, confusión, rencor y a veces de odio. ¿Por qué? ¿Por qué en la mayoría de los casos, después de haber roto una relación sentimental ya no volvemos a tener contacto, ni una relación cordial o de amistad, con una persona con la que hemos compartido tanto? ¿No es triste? Es tristísimo.


Personas con las que hemos compartido nuestro cuerpo, nuestros besos, nuestra piel, nuestros secretos más íntimos. Personas a las que juramos amor eterno, personas con las que recorrimos el mundo de la mano, personas que hicieron de sus chistes nuestra sutileza, personas con las que nos pasábamos horas y horas hablando hasta que los gritos se hicieron protagonista de una película que empezó siendo de amor, y terminó siendo un thriller de Hitchcock.


Personas con las que diseñamos planes y construímos puentes que creíamos indestructibles. Preciosas historias que se esfumaron en un recuerdo amargo. Los mejores años de nuestra vida, nuestro amor hecho hijos y cientos de te quieros que volaron al viento sin dueño. Sin rumbo. Sin prisa.


Y hoy si te veo no me saludas. No te saludo.

Y hoy no te quiero. Hoy te odio.

Y hoy ya no me pareces guapo, ni guapa. ¿Cómo pude fijarme en ti?

Y hoy olvidé todo eso que me enamoró de ti. Aunque bueno, realmente creo que nunca lo estuve.

Y hoy no eres nadie para mi. Ni un amigo, ni una amiga.

Y hoy cuando me hablan de ti me sumo a la indiferencia o si aún no lo he superado, te critico hasta quedarme sin más argumento que insultos vacíos de lógica.

Hoy ya no guardo tus fotos. O si. Eso nunca lo sabrás.

Y hoy ni siquiera, me permito el lujo de pensar en ti.


¿No es mohíno? Lo es y mucho.

Para ser un buen ex, debiste ser primero una buena pareja. Y quiero pensar que muchos de nosotros no lo fuimos, porque sino ¿qué sentido tiene odiar a nuestros exs? ¿Qué sentido tiene no darles un espacio en nuestras vidas? ¿Pudimos amar tanto a alguien que hoy ni siquiera nos importa?.


Quizás los prejuicios, esta estúpida sociedad que nos ha enseñado a amar de una forma tan tóxica, hace que no esté bien visto tener relación con personas que formaron parte de nuestro pasado. Cuando deberían ser ellos y ellas nuestros mejores amigos. Esas personas con las que compartimos más que con cualquier otra persona en el mundo. Esa persona a la que regalamos nuestra desnudez, el olor a recién levantado y el último beso de cada luna. Esa persona con la que dibujábamos vacaciones, partituras hechas canción sin melodía y personas que creímos nuestra alma gemela. Posiblemente lo fuera. Aunque no durara para siempre.


¿Por qué nos odiamos?

¿Por qué tienes que odiarme?

¿Por qué aunque hoy ya no seamos pareja ni nos una ese vínculo sentimental, no podemos mantener una relación sana, desearnos lo mejor y darnos un abrazo sincero cada vez que nos veamos?


Por suerte aún hay ex parejas que lo hacen. Hay ex parejas que supieron afrontar con madurez su ruptura y hoy, son mejores amigos. Que hoy son padres compañeros de criaturas maravillosas. O son conocidos que se saludan cordialmente y se desean lo mejor. No celan de sus actuales parejas, porque eso, está más que superado.


Supongo que el problema está cuando no se supera. Porque acaso ¿el odio no es una forma de amor? ¿acaso llamar la atención del otro aún siendo de malas formas, no es una manera de decir “ey aún te quiero”?. Si, lo es. Y quizás por eso la gran mayoría de nosotros no es capaz de ver a un ex como lo que fue. Una persona importante en nuestras vidas que por encima de todo, merece el mayor de nuestros respetos. O no. Porque como dije antes “para ser un buen ex, tuviste que ser una buena pareja”.


Y entiendo esos casos donde el mal querer hizo mella, donde nunca existió una amistad ni un amor sincero. Entonces en esos casos, se entiende que un ex quede desterrado para siempre.

Me gusta pensar que aunque tengamos el mismo nombre y apellidos durante toda nuestra vida, que aunque el número de nuestro DNI y Seguridad Social no cambie, realmente podemos llegar a ser varias personas distintas en una misma vida.


En mi caso, yo a los quince años no era igual que a los veinte. Estoy hecho de experiencias, de caídas, de estúpidos errores que cometí en el pasado, de melodías rotas y melodías eternas que siempre bailarán al son del sol de octubre. Estoy hecho de ti, de ti y de ti también, hecho de besos inexpertos y hecha de besos maduros. Estoy hecho de lágrimas, de corazones rotos y de promesas que nunca se escribieron. Estoy hecho de amor, de decepción y de todas esas personas que pasaron por mi vida. Estoy hecho de ex- te quieros, y de todos esos exs que me enseñaron (unos mejor que otros) a ser quién soy hoy en día. ¡GRACIAS!


Porque por muy mal que nos fuera, por muy mal que esa ex nos lo hiciese pasar, debemos sentirnos agradecidos.

Agradecidos por lo que nos dieron, por lo que nos quitaron.

Por todo lo que crecimos y aprendimos a su lado.

Por la forma en la que nos amaron, aunque nos amasen mal o simplemente no lo hicieran.

Por esos días de sus vidas que eligieron pasarlo con nosotros y aunque hoy seamos un ex odioso para ellos, en el fondo de nuestro corazón, si alguna vez hubo amor de verdad, hubo amor al fin y al cabo, ese recuerdo perdurará el resto de nuestras vidas.


Te ex-quiero. Y te ex-querré siempre.


Y a ti, hoy que te tengo delante, te miro con los ojos estallados en lágrimas y suplicándole al cielo que no te conviertas TÚ en unos de mis exs. Porque quiero quererte siempre, amarte siempre, contar arrugas a tu lado y decirte al oído en un último suspiro “gracias”.

miércoles, 5 de febrero de 2014

E.T

Tengo una mente sucia, tengo polvo en las botas
estoy intentando bañar mis ojos en tu vía láctea.
Soy una leyenda, soy irreverente, seré reverenciado,
llegaré tan lejos.
No nos importa una mierda,
bienvenida a la zona peligrosa,
salta dentro de la fantasía,
no estás invitada al otro lado de la cordura,
me llaman alien, un astronauta cabezón,
quizás sea porque chica, consigo todo lo que deseo.

-Eres tan hipnotizante,
podrías ser el diablo,
podrías ser un ángel,
tu caricia, magnetizante,
me siento como flotando,
deja mi cuerpo incandescente.-


Dicen que estés preocupada,
que no soy como otros,
amor futurístico,
diferente ADN,
ellos no te entienden,
soy de otro mundo,
una dimensión diferente,
abro los ojos
y estas preparada para partir,
te conduciré a la luz.

-Bésame, bésame,
inféctame con tu amor,
lléname con tu veneno,
tómame, tómame,
quiero ser tu víctima,
preparada para la abducción,
chico, tú eres un alien,
tu caricia es tan extranjera,
es supernatural, extraterrestre.-


Soy tan supersónico,
quieres sentir mis poderes,
noquearte con mi laser,
mi beso es cósmico,
cada movimiento es mágico,
soy de otro mundo,
una dimensión diferente,
abro los ojos
y estas preparada para partir,
te conduciré a la luz.

-Bésame, bésame,
inféctame con tu amor,
lléname con tu veneno,
tómame, tómame,
quiero ser tu víctima,
preparada para la abducción.

Chico, tú eres un alien,
tu caricia es tan extranjera,
es supernatural, extraterrestre.

Esto es transcendental,
en otro nivel,
chico, eres mi estrella de la suerte,
quiero caminar sobre tu longitud de onda,
y estar allí cuando vibres,
por ti, lo arriesgaré todo.-


Conozco un bar en Marte,
donde conducen naves espaciales en lugar de coches,
llevan un traje espacial de Prada sobre las estrellas,
soltando estúpidos ¡ajá! directos de las jarras de cerveza,
bolsillos llenos, cohetes en cubierta
Dime qué es lo siguiente, sexo alienígena,
voy a desnudarte
luego a explorarte,
mira te abducí,
así que te digo lo que hacer.

-Bésame, bésame,
inféctame con tu amor,
lléname con tu veneno,
tómame, tómame,
quiero ser tu víctima,
preparada para la abducción.
Chico, tú eres un alien,
tu caricia es tan extranjera,
es supernatural, extraterrestre.

Extraterrestre,
extraterrestre,
chico, eres un alien,
tus caricias son extranjeras,
es supernatural,
extraterrestre.-



miércoles, 20 de noviembre de 2013

Time

Trata de imaginar una vida sin contar el tiempo.

 Probablemente no podrás.

 Los meses, los años, los días de la semana, las horas, los minutos, los segundos…

Seguro hay un reloj en tu pared, en tu carro, en tu muñeca…

Tienes agenda, un calendario en el escritorio o en la pared…

Todo a tu alrededor está midiendo constantemente el tiempo.

Ahora piensa:

Los pájaros nunca llegan tarde.

Los perros nunca miran su reloj.

Los venados no están pendientes de los cumpleaños que pasan.

Sólo el hombre mide el tiempo.

Sólo el hombre está pendiente de la campana del reloj.

Es por esto que sólo el hombre sufre de ese miedo que ninguna otra criatura enfrenta: el miedo a quedarse sin tiempo… cuando en realidad lo único que existe es ahora.


martes, 22 de octubre de 2013

Crecer

Te empiezas a dar cuenta que tu círculo de amigos es más pequeño que hace unos años atrás.

Te das cuenta de que cada vez es más difícil ver a tus amigos y coordinar horarios por diferentes cuestiones: trabajo, estudios, etc…

Y cada vez disfrutas más de esa cervecita que sirve como excusa para conversar un rato.

Las multitudes ya no son “tan divertidas”… incluso a veces te incomodan.


Y extrañas la comodidad del colegio, de los grupos, de sociabilizar con la misma gente de forma constante.

Pero te empiezas a dar cuenta que mientras algunos son verdaderos amigos otros no eran tan especiales después de todo.


Entendiste que la amistad después de todo no se basa en el tiempo, sino en la calidad de la personas que tienes a tu lado.




Te empiezas a dar cuenta de que algunas personas son egoístas y que, a lo mejor, esos amigos que creías cercanos o que los conservas desde hace mucho tiempo, no son exactamente las mejores personas que has conocido y que hay más gente que te rodea, a quienes le debes poner mayor atención y verás quienes resultan ser amigos de los más importantes para ti.

Ríes con más ganas, pero lloras con menos lágrimas, y con más dolor.

Entendiste que el tiempo no sana las heridas, sino que alarga las agonías.


Aprendiste que las peleas son distintas a las discusiones y que las discusiones surgen en base al cariño y engrandecen las relaciones.


Entendiste que los tiempos no existen y que las decisiones hay que tomarlas alguna vez en la vida.


Aprendiste que alguien más que tú puede tener la razón, y que con los sentimientos ajenos no se juega.




Aprendiste que las parejas van y vienen, y que hay gente que queda y que siempre estará.


Aprendiste a escuchar y a valorar los pequeños detalles del resto, que marcan la diferencia entre las multitudes.


Aprendiste que la calidez de palabras, los oídos atentos, las palabras sinceras y una incondicional lealtad, no te la da nadie más que un verdadero amigo.

Aprendiste que la confianza es algo que se siembra, se riega, se cultiva y se cosecha, que hay que ganársela y saber mantenerla. Que es para una persona especial, que no es para todos, y que lamentablemente no se regala y cuando se pierde es imposible recuperarla.


Te rompen el corazón y te preguntas cómo esa persona que significaba tanto te pudo hacer tanto mal.


O quizás te acuestes por las noches y te preguntes por qué no puedes conocer a una persona lo suficientemente interesante como para querer conocerla mejor.


Los ligues y las citas de una noche te empiezan a parecer baratos, y emborracharte y actuar como un idiota empieza a parecerte verdaderamente estúpido.


Salir tres veces por fin de semana resulta agotador y significa mucho dinero para tu pequeña billetera.


Tratas día a día de empezar a entenderte a ti mismo, sobre lo que quieres y lo que no.


Tus opiniones se vuelven más fuertes.



Ves lo que los demás están haciendo y te encuentras a ti mismo juzgando un poco más de lo usual porque de repente tienes ciertos lazos en tu vida y adicionas cosas a tu lista de lo que es aceptable y de lo que no lo es.


A veces te sientes genial e invencible, y otras… con miedo, solo y confundido.


De repente tratas de aferrarte al pasado, pero te das cuenta de que el pasado cada vez se aleja más y que no hay otra opción que seguir avanzando y de saber conservar bien el presente porque será tu única compañía en el futuro.


Lo que puede que no te des cuenta es que todos los que estamos leyendo esto nos identificamos con ello.


Todos nosotros tenemos “veintitantos” y nos gustaría volver a los 15 -16 algunas veces, pero sabemos que hay gente que ha aparecido en nuestro camino durante estos últimos años que son únicos.


Parece ser un lugar inestable, un camino en tránsito, un desbarajuste en la cabeza… pero TODOS dicen que es la mejor época de nuestras vidas y no tenemos que desaprovecharla por culpa de nuestros miedos…


Dicen que estos tiempos son los cimientos de nuestro futuro, que las amistades universitarias son las verdaderas y que estamos entrando a la realidad de nuestras vidas.


“La vida no se mide por las veces que respiras, sino por aquellos momentos que te dejan sin aliento”…