miércoles, 20 de noviembre de 2013

Time

Trata de imaginar una vida sin contar el tiempo.

 Probablemente no podrás.

 Los meses, los años, los días de la semana, las horas, los minutos, los segundos…

Seguro hay un reloj en tu pared, en tu carro, en tu muñeca…

Tienes agenda, un calendario en el escritorio o en la pared…

Todo a tu alrededor está midiendo constantemente el tiempo.

Ahora piensa:

Los pájaros nunca llegan tarde.

Los perros nunca miran su reloj.

Los venados no están pendientes de los cumpleaños que pasan.

Sólo el hombre mide el tiempo.

Sólo el hombre está pendiente de la campana del reloj.

Es por esto que sólo el hombre sufre de ese miedo que ninguna otra criatura enfrenta: el miedo a quedarse sin tiempo… cuando en realidad lo único que existe es ahora.


martes, 22 de octubre de 2013

Crecer

Te empiezas a dar cuenta que tu círculo de amigos es más pequeño que hace unos años atrás.

Te das cuenta de que cada vez es más difícil ver a tus amigos y coordinar horarios por diferentes cuestiones: trabajo, estudios, etc…

Y cada vez disfrutas más de esa cervecita que sirve como excusa para conversar un rato.

Las multitudes ya no son “tan divertidas”… incluso a veces te incomodan.


Y extrañas la comodidad del colegio, de los grupos, de sociabilizar con la misma gente de forma constante.

Pero te empiezas a dar cuenta que mientras algunos son verdaderos amigos otros no eran tan especiales después de todo.


Entendiste que la amistad después de todo no se basa en el tiempo, sino en la calidad de la personas que tienes a tu lado.




Te empiezas a dar cuenta de que algunas personas son egoístas y que, a lo mejor, esos amigos que creías cercanos o que los conservas desde hace mucho tiempo, no son exactamente las mejores personas que has conocido y que hay más gente que te rodea, a quienes le debes poner mayor atención y verás quienes resultan ser amigos de los más importantes para ti.

Ríes con más ganas, pero lloras con menos lágrimas, y con más dolor.

Entendiste que el tiempo no sana las heridas, sino que alarga las agonías.


Aprendiste que las peleas son distintas a las discusiones y que las discusiones surgen en base al cariño y engrandecen las relaciones.


Entendiste que los tiempos no existen y que las decisiones hay que tomarlas alguna vez en la vida.


Aprendiste que alguien más que tú puede tener la razón, y que con los sentimientos ajenos no se juega.




Aprendiste que las parejas van y vienen, y que hay gente que queda y que siempre estará.


Aprendiste a escuchar y a valorar los pequeños detalles del resto, que marcan la diferencia entre las multitudes.


Aprendiste que la calidez de palabras, los oídos atentos, las palabras sinceras y una incondicional lealtad, no te la da nadie más que un verdadero amigo.

Aprendiste que la confianza es algo que se siembra, se riega, se cultiva y se cosecha, que hay que ganársela y saber mantenerla. Que es para una persona especial, que no es para todos, y que lamentablemente no se regala y cuando se pierde es imposible recuperarla.


Te rompen el corazón y te preguntas cómo esa persona que significaba tanto te pudo hacer tanto mal.


O quizás te acuestes por las noches y te preguntes por qué no puedes conocer a una persona lo suficientemente interesante como para querer conocerla mejor.


Los ligues y las citas de una noche te empiezan a parecer baratos, y emborracharte y actuar como un idiota empieza a parecerte verdaderamente estúpido.


Salir tres veces por fin de semana resulta agotador y significa mucho dinero para tu pequeña billetera.


Tratas día a día de empezar a entenderte a ti mismo, sobre lo que quieres y lo que no.


Tus opiniones se vuelven más fuertes.



Ves lo que los demás están haciendo y te encuentras a ti mismo juzgando un poco más de lo usual porque de repente tienes ciertos lazos en tu vida y adicionas cosas a tu lista de lo que es aceptable y de lo que no lo es.


A veces te sientes genial e invencible, y otras… con miedo, solo y confundido.


De repente tratas de aferrarte al pasado, pero te das cuenta de que el pasado cada vez se aleja más y que no hay otra opción que seguir avanzando y de saber conservar bien el presente porque será tu única compañía en el futuro.


Lo que puede que no te des cuenta es que todos los que estamos leyendo esto nos identificamos con ello.


Todos nosotros tenemos “veintitantos” y nos gustaría volver a los 15 -16 algunas veces, pero sabemos que hay gente que ha aparecido en nuestro camino durante estos últimos años que son únicos.


Parece ser un lugar inestable, un camino en tránsito, un desbarajuste en la cabeza… pero TODOS dicen que es la mejor época de nuestras vidas y no tenemos que desaprovecharla por culpa de nuestros miedos…


Dicen que estos tiempos son los cimientos de nuestro futuro, que las amistades universitarias son las verdaderas y que estamos entrando a la realidad de nuestras vidas.


“La vida no se mide por las veces que respiras, sino por aquellos momentos que te dejan sin aliento”…

miércoles, 2 de octubre de 2013

No importa cuantas palabras sagradas
hayas leido,

No importa cuantas
has dicho,

No sirven de nada
si no actuas  de acuerdo
a ellas.


lunes, 23 de septiembre de 2013

Mente

Entrena...

Solo así lograras purificarte,
y lograras purificar tu mente.

La mente es el rey,
el cuerpo el sirviente,
la conciencia el consejero
y así la mente la escucha.

Recuerdalo siempre y sigue adelante,
así tu mente permanecerá impoluta.




lunes, 9 de septiembre de 2013

Roger

Sentía el sabor de su piel en mi boca, olía a flores, como si estuviese inspirando fuertemente en mitad de una pradera. Su fuerte gemido no tardo mas que un instante en llegar, sentía como todo su vello se erizaba de puro placer, y su cuerpo pasaba de la dura tensión al relax...

"Y solo le he mordido, interesante".

Como si una sucubo la hubiese poseído, su actitud cambió, había mellado en ella como la chispa que inicia un incendio forestal. Se arrodilló y empezó a  bajarme los pantalones al mismo tiempo que contemplaba mi cuerpo semidesnudo y delicadamente me entró en su boca haciendo movimientos suaves y pausados que iban aumentando conforme nos mirábamos. Sentía que todo mi interior se estremecia por liberarse, me sentia una bestia agazapada a punto de saltar sobre la presa. La levanté con delicadeza del suelo, llevándola en brazos.

Una sonrisa divertida asomaba por su rostro, ¿quizas piensa que voy a hacer de caballero?

La llevé a mi cuarto, bajándola de mis brazos y haciendo que su pecho se empotrara contra el armario , y por detrás la tuviera a ella barrándome el paso, apretando con su pompis mi entrepierna.
La presión era la misma que se ejerce en una melé de rugby. Tras ver que no había sido un accidente casual,  empezó a moverse en círculos toscos, mi corazón pisó el acelerador, y un picor de intranquilidad surgió por diversas partes de mi cuerpo. Parecía que una legión de arañas correteaban por entre mis brazos, sentía como la lujuria emergía en mi frente. El fogonazo del sofoco adquirió una llamarada de mayor tamaño cuando alguien hizo acto de presencia tocando a la puerta. Pegados como estábamos, entendí que ahí concluía el divertimento de la madrugada. Pero ella quería seguir con su muñeco cosido a la espalda. Con un inusitado acierto, las manos de mi compañera me agarraron por encima de la cintura, produciéndome cierto cosquilleo, y me arrastraron por la habitación hasta llegar a la cama. Ahí disparó un golpe con su más efectiva arma, y volvió a fijarme. Mientras se contorneaba como una gata desperezandose en mi cama, yo permanecía inmóvil, clavado como una mariposa por un alfiler en la vitrina de un coleccionista de insectos. 

"¿Que diablos esta haciendo esta muchacha con mis defensas?"


La abracé, y le besé la nuca, hacerse con la cintura de una mujer, siempre había sido un momento glorioso para mí, una sensación de poder me invadía, y quería recrearme en ello, pero la aprendiz, exigía celeridad, eso no era una vitrina de una juguetería donde uno contempla con pasmo los regalos que va a comprar a los sobrinos. Larisa quería que mancilláramos este cuarto, dejándonos llevar por un instinto salvaje matutino. 

Sus piernas eran finas como ramas de encinas, color canela y suaves. Nuestros cuerpos nos decían que no había tiempo que perder, así que era preciso hacer circular el convoy por el carril central, la vía dos entendía que estaba cerrada, e intentar pasar por ahí, podría como menos costarme un tortazo, o un “¿pero qué haces guarro?”. Un calor abrasivo se vivía en el primer andén. Posiblemente esa estación la estuviera inaugurando esa mañana, así que imaginé a una orquesta tocando, y a un grupo de alegres “majorettes” danzando y haciendo malabares...

Entre en ella con toda la fuerza de una locomotora, como si me fuese la vida en sentir el final de su cavidad, Larisa aceptaba gustosa mis embestidas abriéndose mas y mas para mi, clavaba las uñas en la cama, mientras se posicionaba mejor, como una reverencia con las caderas levantadas.
Volví a bajar la mirada para admirar esas nalgas en acción.
Le puse las manos en el cuello intentando tirar de ella. No estábamos haciendo el amor, éramos dos perros copulando, dos animales con vestimentas de ser humano, cuyo comportamiento había derivado en uno inadecuado y procaz. Bajé de nuevo mis manos a su cintura. Estaba pegado a ella como un jugador se adhiere a las máquinas del millón. Larisa empezaba a entrecortar la respiración, quería decir que esos lamentos anunciaban el fin de trayecto.

Ya que no podíamos fundirnos en un ósculo, al menos quería tocar sus labios. Ella lamió y mordió mis dedos con auténtico apetito.
La velocidad de mis movimientos era máxima, íbamos a colisionar, y sentia como los pechos golpeaban el vientre a cada arremetida mia. Intentó ahogar sus gritos. Yo la acompañaba en un coro de lamentos lujuriosos.

Se giró e hizo ademan de tumbarme, subiendose encima mia, como si fuese mi amazona personal.
A cada sacudida de ella, yo notaba como queria gritar pero no le dí tiempo y la silencié con un fuerte beso, mientras ella arañaba mi espalda cubierta por los restos de la camisa empapada por el calor que desprendía mi cuerpo,tiraba de mis cabellos,estrujaba su trasero contra mí,llegando al mismo tiempo a un intenso orgasmo que hizo que nuestros cuerpos quedasen exautos por aquel acto tan apasionado.

Rendido que estaba me tendí sobre ella y empezé a escuchar el latido de su corazón y mi agitada respiración, ella mientras jugaba con mis cabellos, observaba muy de cerca mi piel y la besaba dulcemente.Y yo,qué podía hacer,sentía satisfacción y felicidad por haber vivido aquel instante que jamás olvidaré.

Cada día me la encuentro por los pasillos, no nos hablamos, pero nos miramos, nos sonreímos, con aquellos gestos nos decimos lo suficiente:


  • Que aquel día fue especial y que ese ardor sigue aún dentro de nosotros.
  • Que siempre seria mia, y comeria de mi mano.
  • Que jamás permitiré que nadie la supere, la instruiré cada dia para convertirla en una diosa.

domingo, 18 de agosto de 2013

Hermosas criaturas

-Se que no habrá forma de que logres resolver esto a no ser que dejes de compadecerte de ti misma de una maldita vez.
Todo el mundo tiene que tragar mierda en sus vidas.

-¿Porque tienes que gritarme?

-¿Quieres tener una vida normal?¿que crees que significa eso? Ser humano es sentirse mal, sentirse hecho polvo, sentirse asustado y no poder hacer nada al respecto hasta que dejas de sentirte así, hasta que ves la salida por ti mismo, y si te grito es porque me preocupo por ti, es lo que hace una persona normal cuando la otra se comporta como un bebé.

-Lo siento, tienes que alejarte de mi. No se... lo que hago solo sucede.

-Aun no lo entiendes ¿verdad? No quiero estar mas lejos de ti de lo que lo estoy ahora, de una forma u otra.

-Me asusta poder herirte...

-El amor es un riesgo para todos.

-Digo matarte, herirte.

-Adelante, matame...

sábado, 17 de agosto de 2013

-Quedate conmigo por favor...

-¿Hasta cuando mi amor?

-Hasta cuando ya no te quieras ir...


sábado, 27 de julio de 2013

Tiempo

"No quiero que valgas la pena, quiero que valgas el tiempo, que valgas las risas, que valgas los sueños, que valgas las palabras, que valgas las renuncias, que valgas los cambios, que valgas cada momento"

miércoles, 24 de julio de 2013

Roto...

-Te quité el sufrimiento una vez, puedo volver a hacerlo... pero tu eliges.

-Mira, se que crees que me lo quitaste, pero sigue ahí, aunque no recuerde por que, me siento vacío, solo.
Y hacerme olvidar no lo arreglará...
...no arreglará lo que esta roto.

-Lo que le hice, estuvo mal, lo siento mucho.

-Ella dice que la gente como nosotros no tienen que sentir dolor, que pueden bloquearlo, anulando su humanidad.

-Es cierto.

- ¿ Es mas fácil así?

-¿Que es mas fácil?

-La vida...

-La vida apesta igual, pero si estas vacio no tienes porque sentirte mal.

-Tu lo hiciste.

-Lo hice, lo hice durante mucho tiempo... y la vida era mas fácil.


lunes, 15 de julio de 2013

Larisa

Me acostó en el suelo,desnudándome con una paciencia inmensa y me miró,como el marinero que admira el horizonte buscando tierra, como el viejo minero que busca en el rio, pequeñas pepitas de oro, como el artista que admira una obra en un museo.

Y esa mirada, hacia que todo milímetro de mi piel se excitase de una forma imposible, mi corazón latía descaradamente en conjunto con mi vientre, que empezaba a tensarse de imaginar...

Me sonrió,me besó y fue bajando lentamente por la garganta, sus labios eran puro hielo, tan frío, que me quemaba la piel como el sol, deseaba que bajase mas, que no se detuviese en mi ombligo, deseaba darle de beber de mi cáliz, de mis labios, de mis ojos. 

Cada instante se hacia mas denso el poco espacio que había entre nosotros, notaba su cuerpo tenso y duro debajo de la ropa, no era un niño musculitos, era un hombre que se cuidaba, y eso, por dios, eso, no hacia mas que enloquecerme.

Al final tras una risa picante, se lanzó directo hacia mi clítoris ,su lengua jugaba en mí de manera tan asombrosa que no podía parar de retorcerme del placer.

De pronto paró,dejó de acariciarme y comenzó a quitarse lentamente la camisa,

-Te odio Roger, no me tortures así, maldito.

Y sin darte tiempo a contestar, estire de su camisa, hasta saltarle los botones, el me miró serio, callado, sus ojos eran dos lagos anaranjados. Lo había estropeado todo, me tiraría de su cama, de su casa, de su vida, como a un perro que ha mordido su mano.

 Pero para mi sorpresa, me atrapó la cintura, y con una facilidad sorprendente, me puso bocabajo, empezó a pasar sus dedos por mi espalda, con una dulzura que hacia que mis piernas temblasen, sentía su respiración en mi nuca, tararear muy bajo, y como un relámpago que cae de la nada, sus dientes se clavaron en mi hombro. Todo mi cuerpo se deshizo a su boca, a sus manos, mi vientre se endurecía como hormigón a la vez que por mis muslos bajaba calidamente la esencia de mi cuerpo.


miércoles, 10 de julio de 2013

Si vas a intentarlo...

Si vas a intentarlo,
ve hasta el final.

De otro modo
no empieces siquiera.

Si vas a intentarlo,
ve hasta el final.

Tal vez suponga
perder esposa, novias, familia...

...y quizas la cabeza.

Ve hasta el final,
quizas suponga
no comer en 3 o 4 dias.

Tal vez suponga
helarte en el banco
de un parque.

Tal vez suponga
mofas, desden, aislamiento.

El aislamiento es
la ventaja.

Para todo lo demas
es para poner a prueba
tu resistencia.

Tus autenticas ganas de hacerlo.

Y lo harás,
A pesar del rechazo y las ínfimas
probabilidades.

Y será mejor que cualquier cosa que pudieras imaginar.

Si vas a intentarlo,
ve hasta el final.
No existe una sensación
igual.

Estarás a solas
con los dioses...

... Y las noches arderán en llamas.

Hazlo.

Hazlo.

Hazlo.

Hazlo.

Hasta el final.

Hasta el final.

Llevarás las riendas
de la vida hasta la risa perfecta.

Es la única
lucha digna que hay.




martes, 9 de julio de 2013

A la vuelta de la esquina

... en esta gran ciudad
que no tiene final.

pero los dias pasan
y las semanas
se precipitan

y antes de que me de cuenta..

... un año se ha ido ya.

y nunca veo la cara de
mi viejo amigo...

...porque la vida es
una rápida y terrible carrera.

él sabe que lo quiero tan bien...
... como en los días en
los que yo tocaba su timbre...

...y él tocaba el mío...

...pero entonces eramos
mas jovenes.

y ahora somos hombres
ocupados y cansados.

cansados de jugar
a un juego tonto.

cansados de intentar
hacernos un nombre.

-mañana¡ mañana le llamare y le recordare nuestras hazañas.-

pero mañana viene
y
mañana se va...

... y la distancia entre nosotros
crece y crece.

a la vuelta
de la esquina...

...aunque a gran distancia.

y eso es lo que obtenemos...
y merecemos al final.

a la vuelta de la esquina...

... un amigo se desvaneció.

domingo, 7 de julio de 2013

Roger

6 horas Antes...

La impaciencia crecía a la vez que iban sonando los tonos de la llamada, mil dudas bailaban en mi mente tratando de hacerme cambiar de parecer, como si esa voz años atrás olvidada fuera a cambiar mi decisión.

-¿Diga?- su voz tenia un tinte juvenil y juguetón, sabía que era yo quien llamaba.

-¿Porque lo hiciste? Que te hace pensar que simplemente no trataba de gastar una broma a una de mis alumnas...- Quedaba muy falso, pero esa voz interna empezaba a ganar terreno lentamente.

- No lo pensé, me deje llevar, ¿acaso no tomé la decisión correcta? Al menos, me ha llamado, tan alocado no fue mi experimento.

¡ Oh dios! Y encima se permite el lujo de ronronear delante de mi cara con la esperanza de que no voy a devorarla, cuan equivocada estaba...

-Apunta esta dirección, en 5 horas, no me falles.

Y colgué, para impedir alguna replica, tenia que ser así, preciso, milímetro, como todo en mi vida.


Decidido a que no iba a poder conciliar el sueño, enciendo las luces, desnudo mi masculinidad, y empiezo mi ritual, el reproductor cobra vida, haciendo gemir a un piano hasta el éxtasis, me miro frente al espejo y no me reconozco apenas, un espíritu joven encerrado en una carcasa adulta, no pasaba de los 30 años, pero mis ojos... mis ojos habían visto demasiado, y mirada era sabia y cansada. Como un ser atemporal que ha visto crecer el universo desde antes de nacer.

Tras terminar mi ducha, me siento, desnudo, frente a varias barras de incienso, cuyo humo baila como pequeños dragones grises, invadiendo todo el espacio de la habitación, enciendo mi pipa de agua, con la esperanza de calmar mi interior, que salta como un niño ante un juguete nuevo.

Si cierro los ojos, aun puedo recordar todas sus curvas a la perfección, puedo oler su esencia de flor salvaje, intentando entrar en todos mis poros, como el humo de la shisha.
Tras la intensidad de placer olfativo, siento la calma de una noche de verano. 

Cambio mi pensamiento y de forma sigilosa, decido vestirme y salir de casa a escondidas, como si de un abandono infiel se tratase…

Mis pasos incesantes bordean las calles de este barrio de anciana vitalidad, llevándome a una tienda abierta a altas horas de la madrugada.

Mi cuerpo se adentra, y en el pasillo de la entrada, cruza la mirada con una muchacha de ojos verdes que clavan su deseo en mí, continúo, deteniéndome frente al departamento de vinos, que me permiten observarla con escasa visión mediante el rabillo del ojo; 

Escojo uno suave con esperanza de que los gustos de mi invitada no sean demasiado selectos;

La muchacha gira la cabeza hacia la derecha, fijando su excitante mirada en mí, me recorre de arriba a abajo con gran seriedad, puedo imaginar, sentir su tacto de piel, pidiendo que la acompañe.

Niego con la cabeza, demasiado provocativo y arriesgado para mi gusto, con una sentencia a muerte por día, voy mas que sobrado.

Vuelvo a casa raudo, una fuerza tira de mi vientre, atrayéndome a casa, preparo la mesa con velas, enciendo de nuevo el reproductor, mientras cantos gregorianos se funden con el climax de una joven, todo mi vello se eriza ante la sola imagen, de tenerla desnuda en mi cama, y demostrarle que es solo mía.
Tras una larga espera, suena el timbre, al abrir la puerta, la veo, como un sacrificio a algún dios pagano, con un aura de pervesión y lujuria tintados de timidez y dulzura, sin nisiquiera hablarle, la invito a pasar, le ofrezco una copa, y tras cerrar la puerta tras ella, la aprieto contra la pared y contra mi, devorando sus labios, intentando robarle el alma con mi lengua.

domingo, 30 de junio de 2013

Larisa



“Podría ser mi padre.” Esas palabras me atormentaban y refrenaban mis impulsos más básicos. Pero ambos sabíamos que pasaría esa noche…

Sonriente, desvergonzado y atractivo. Creo que el reflejo de juventud se veía en sus vidriosos y juguetones ojos. Él sabía que esa era su mejor baza y la estaba aprovechando con cálculo milimétrico.

No podía sentirme así, no con él. No sintiendo que mil bestias trotaban en mi pecho, intentando liberar mis instintos mas primarios

-Podría ser tu hija.

Creo que ese fue el momento en el que me di por perdida. Simplemente sonrío y se fue. Me sentía vacía, ¿qué estaba ocurriendo? ¿Acaso es tan excitante que te entre un treintañero?. Era mejor así, podría continuar bebiendo mi copa y luego me iría a casa a dormir. Tenia que serlo, esto estaba mal, jamas deberia haber surgido nada de eso, una fantasia de libro barato, donde un maestro y su alumna, se demostraban su amor...

En ese momento algo empezó a descuadrarme, ese estúpido hombre con olor a tabaco y especias me miraba en la lejanía mostrando la misma sonrisa pícara que hace unos segundos me había deslumbrado. ¿Le da completamente igual? ¿No le importaba arriesgarse a perder su trabajo por un capricho juvenil? Sentia como si miles de lenguas de fuego me acariciaban las piernas, toda la piel excitada solo de imaginarme a este "Chico Malo" que conseguia lo que se proponia costase lo que costase.

El dialogo mental continuo unos abrasantes minutos mientras él lanzaba intermitentes miradas recorriendo mi cuerpo de los pies a la cabeza. Me sentía deseada y sé que lo necesitaba, pero no podía ser, no con él. Tenia que convencerme a mi misma que aquello estaba mal, iba en contra de todos mis principios, pero esas mirabas mandaban mi conciencia al rincon mas apartado, castigado por intentar ser tan recto.

No sé qué ocurrió pero estaba cansada y me apetecía dormir, me acerqué a él para despedirme. Una ligera brisa me trajo su esencia, que mezclada con el vino que embotaba mi cabeza, lo hacia mas deseable, humedecia mis labios y secaba mi lengua, como si mi unico escape, estuviese entre esos dientes, que ansiaba que me marcaran.

-Me voy a casa

-¿No piensas invitarme? (otra vez esa maldita sonrisa que derrumbaba mis defensas como una ola se lleva un castillo de arena)

-Ni en tus mejores sueños...

No pude acabar la frase cuando me apartó el pelo de la oreja muy lentamente, se acercó a esta y susurró:

-A veces la realidad es más excitante que el mejor de los sueños.

Lo tenia tan cerca que podia escuchar su latir dentro de mi cabeza, como un despertador que me sacaba de una larga hibernación.

Nuestros labios se encontraron durante unos instantes, mientras yo pensaba:

Podría ser mi padre

Pero ambos sabíamos que pasaría esa noche…

viernes, 28 de junio de 2013

Roger

Ella se me quedó mirando, irradiando picardía. La pequeña bribona sostenía mis gafas a la altura de la cintura, meciéndolas al mismo compás con el que balanceaba el cuerpo, procurando parecer indefensa. Sin embargo, todos sus sentidos estaban atentos a cualquier movimiento, inspeccionándome con falsa timidez. Me dedicaba una mirada indiferente que se columpiaba entre mí y el paisaje alrededor, invirtiendo en interés de forma proporcionada, como una balanza en perfecto equilibrio. De ese mismo modo rió por un segundo, satisfecha de su pequeña treta, divertida de leer en mis facciones una leve, muy leve, casi insignificante expresión de sorpresa, que reconocí se había ganado a pulso.



Sin mediar palabra, aprovechando el vaivén, la chica retrocedió un par de pasos. Alargó el brazo y me atrapó por el torso con una fuerza exagerada. Sirviéndose de un dramatismo hilarante, con un gesto muy pronunciado, comenzó a palpar mi americana polvorienta. Como un pequeño roedor, desfilaba a zancadas por mi chaqueta, a la caza de una cueva en la que esconderse. Metió la mano, pequeña y resbaladiza, en el bolsillo más inaccesible de todos, y dejó caer ahí las gafas. Luego, la sacó con un suave contoneo.

-Ahí lo tienes -sentenció, sonriendo muy lúcida, ante mi asombro.

La chiquilla se tocó el pelo, pellizcándolo desde la raíz hasta las puntas, de pura satisfacción. Pasmado como estaba di un paso adelante, esperando alcanzar algo parecido a tierra firme, pero el suelo trepidaba con violencia y apenas pude sostenerme. Retrocedí. Estaba en el mundo de la gelatina. Pero qué chica tan engreída.

-Gracias -dije, parpadeando un par de veces-. Espero que las cuidaras bien; son mi pequeño tesoro.

-Sé cuidar de las cosas -respondió, riendo de nuevo.

-Si lo haces siempre así -proseguí, con mucha seriedad-. Quizás podrías ser mi secretaria.

Ella sonrió otra vez y volvió a dar rienda suelta al balanceo. Dio un paso hacia adelante. Tenía un lunar junto al labio, en la mejilla izquierda, que ahora parecía grande y cercano. Todo un planeta para explorar. Dio otro paso enfrente. Podía oír su respiración frenética y contagiarme de su perfume. Me di cuenta de que no se había puesto maquillaje, y me pregunté qué más cosas no llevaría consigo ¿Debería preguntárselo? Estábamos tan cerca…

-¡Profesor!

Y así acabó de repente. Las alumnas nos habían seguido desde la clase, y pronto me invadían con preguntas. Di la vuelta distraído y permanecí a la espera. Oía, pero no escuchaba apenas. La brutalidad de aquel torbellino consiguió disipar mi somnolencia, y regresé a la realidad de repente. Retomando el control, aclaré las dudas sobre la materia a todo el mundo. No sirvió de nada: querían más y más. Halagado por el interés que tenían por la asignatura, perdí de vista a la chica de antes. Cuando me di cuenta de que aquella muchedumbre era similar a unas arenas movedizas, ella había desaparecido de mi vista. Me excusé con franca cortesía y abandoné el pasillo inmediatamente. Me puse a buscarla de camino a la salida: teníamos una conversación por resolver.

Nada en las escaleras. Nada en el vestíbulo. Nada en la glorieta ni en el jardín. Nada de nada. Estaba casi a punto de marcharme cuando se me ocurrió algo. Tenía que ir a la biblioteca a tomar un par de libros, así que quise suponer que la encontraría allí.

Sin embargo, el lugar estaba vacío. Desistí entonces y, ya relajado, tomé asiento cerca de la ventana. Aprovechando así la luz del sol me dispuse a concentrarme en mi lectura. Metí la mano en el bolsillo y cogí las gafas con delicadeza.

Pero ahí había algo más. Un trozo de papel arrugado. En el interior, un teléfono móvil. Qué lista había sido. Me levanté de repente y salí afuera. Cuando llegué al patio, y tras encenderme un cigarrillo, quemé la pequeña hoja doblada con el mechero. Cerciorándome una y otra vez de que había hecho lo correcto, regresé al rincón de lectura. Un profesor no podía salir con su alumna así como así, sin más. Podrían echarme de la universidad. Fue lo más adecuado. Para ambos.

Al día siguiente, la llamé.

Larisa...

Él entró en la clase y cerró la puerta de golpe. La muchedumbre de voces, que hasta ese momento colapsaba el lugar, se fundió por un segundo para rendir homenaje al profesor. Luego se reprendieron, intermitentes como susurros, con cada paso que daba. El hombre repasó, con severa autoridad, los rostros de cada uno de nosotros. Moviendo la mano derecha con firmeza, acarició el bolsillo de su americana, ocre y desgastada, mientras depositaba las gafas sobre el pupitre más cercano, haciendo gala de un ademán igualmente estirado.

Justo delante de mí.



El profesor cruzó el umbral de rigor que nos separaba y me brindó una sonrisa punzante. Apoyado sobre la mesa, se aproximó a mí y me desarmó con unas pocas palabras cordiales. Estaba tan cerca. Ni siquiera las advertí; en el plano dónde me escondía, refugiada tras los muros que acababa de derribar, no comprendía la premura con la que había sido capturada. Perdí los papeles y me ruboricé, presa de un nerviosismo excitante. El bolígrafo, con el que había estado jugando poco antes, resbaló desde mis labios y se escurrió de entre mis dedos. Cayó al suelo, sofocando el silencio. Mi corazón marcaba el ritmo de una melodía dantesca, y mi respiración trastornada era el principal instrumento. Descubrí que todo el mundo a mi alrededor parecía darse cuenta de ello. Mis compañeros se miraban y murmullaban insinuaciones. Ellas, mis amigas, sufrían y disfrutaban, carcomidas por la envidia. Ellos también.

La asfixia impregnó cada extremidad de mi cuerpo cuando el maestro me tomó del hombro. Lo hizo con aparente calma y suavidad, aunque desprendía la mordacidad de un depredador que jugaba con la presa antes de devorarla. Recorrió el camino que quedaba hasta las yemas de mis dedos, barnizando mi brazo con el sudor que transpiraban sus manos, toscas y gruesas. Allí se detuvo con impredecible brusquedad, mientras con la mirada transitaba la misma ruta que había seguido con el cuerpo. Noté, en la palma de la mano, el bulto del frío metal, que contrastaba con el calor de la piel alrededor, ahora en ebullición. El aire estaba imbuido de un sabor agridulce, mezclado con el olor a tabaco y el vapor de agua. Me picaba la nariz como si se tratara de una alergia.

-Guárdame las gafas, por favor -me reclamó, con media sonrisa, el salvaje-. Me harán falta después de la clase.

Quise responderle. Soltar alguna frase ingeniosa o divertida, dejar que la tensión se disipara con el golpe seco de una premisa inteligente y racional. Pero fui incapaz de luchar, y preferí huir. Sonreí nerviosa. Me agaché a gran velocidad y acabé oculta debajo de la mesa, repitiéndome a mi misma que tenía que recuperar el bolígrafo, que se me había caído.

Sin embargo, ya no estaba ahí. El suelo de parquet, plano y con una corrección fustigadora, se burlaba de mí.

-Y a ti te hará falta esto otro -acabó el profesor, todavía sosteniéndome la mano con dulzura.

Dicho esto, puso el bolígrafo, que él mismo había recogido, sobre la mesa. Y se alejó. Sin más.

Me quedé inmóvil en una posición incómoda, sosteniendo las gafas que me había legado en un equilibrio precario. Percibí algunas risas de fondo y me negué a prestarles atención. En cambio, saqué de la carpeta unas hojas de papel y me dispuse a tomar apuntes.

Cuando el profesor comenzó con el discurso, poco a poco, dejé de ser el centro de atención. La emoción que me había poseído ahora pertenecía al salvaje, que se había convertido en el chamán de la multitud. Ni siquiera los demás chicos me dedicaban las típicas miradas profusas. Atrapada en la vorágine me puse a contemplar, instigada a volar mi imaginación. Pronto intenté resistirme, focalizándome en lo razonado de la charla, pero era la carne quien me gobernaba…

La clase acabó de repente, en un estallido, y una vasta manada de alumnas, como hienas, rodeó jadeante el profesor. En un extraño arrebato, tomé las gafas del maestro y me marché apresurada. Sabía con exactitud lo que tenía que hacer. Ya fuera del aula, me detuve en mitad del pasillo, y entonces ocurrió lo que esperaba. Él venía a por lo que era suyo. La voz madura y castigada del hechicero me atrapó, esta vez, por la espalda.

-Disculpa -pretendió, repasándome de arriba a abajo-. Me parece que nos hemos olvidado de algo.

sábado, 22 de junio de 2013

Blanco...

Empieza por pruebas mas sencillas y no intentes nada mas difícil hasta haber superado el paso anterior. Puedes comenzar privándote de algún alimento que te guste, o apartando un pensamiento agradable de tu mente, o quedándote una hora y media mas a meditar aunque tengas sueño.

Eres tú quien debe elegir las pruebas a tu medida, no serviría de nada que yo te las impusiera.

>>Lo mas importante es que, poco a poco, vayas aprendiendo a controlar tus necesidades físicas y espirituales. Será un proceso largo, pero el esfuerzo merece la pena. Sin darte cuenta llegara el día en que te sentirás libre, completamente libre... Y eso, créeme, no tiene precio.<<

martes, 9 de abril de 2013

Diario de un Camino

Algo pasa a 150 kilómetros por hora.

Los tubos de escape ahogan cualquier sonido. La vibración del motor va al ritmo del corazón. El campo de visión se centra en lo inmediato. Y de repente, ya no estás sobre la carretera, estás dentro de su seno, siendo parte de ella. Tráfico, paisaje, policía… solo son trozos de cartón que vuelan mientras pasas.

A veces olvido esa sensación.

Por eso me encantan estos viajes largos. Todos tus problemas, todo el ruido, se van. Nada por lo que preocuparse excepto por lo que está en frente de ti. Quizás esa es mi lección de hoy... aferrarme a estos momentos, apreciarlos un poco más.

No quedan muchos de esos.

Encontrar cosas que te hagan feliz no debería ser tan difícil. Sé que tendrás que afrontar dolor, sufrimiento, elecciones difíciles... pero no puedes dejar que ese peso estrangule la alegría de tu vida. Pase lo que pase, tienes que encontrar lo que te quiere y correr hacia ello.

Hay un viejo dicho. Lo que no te mata, te hace más fuerte.

No lo creo.

Pienso que las cosas que tratan de matarte te vuelven enfadado y triste. La fuerza viene de las cosas buenas... tu familia, tus amigos, la satisfacción del trabajo duro.


Esas son las cosas que guardarás dentro. Esas son las cosas a las que aferrarse cuando estés destrozado.

Mark Boone Junior


jueves, 21 de marzo de 2013

Cuando crees en lo que haces, encuentras la forma de hacerlo funcionar.

¿Como?

Bueno... La primera cosa que haces,
Es encontrar a alguien con la que nunca tengas que disculparte...

Recordar que jamas debes intentar apartarla de tu lado;
Y que a veces, es bonito aceptar la mano que se te tiende.

¿Y por último?

Nunca habrá un paso final, tan solo debes soñar..

¿Soñar? ¿Con que debería soñar ?

Ese puede ser el paso  mas difícil, el que te haga pensar
que ya estas al final...
Vive para soñar, no dudes, no cambies, se fiel a tu estela,
y haz que los demás vean los regalos, sin que tu tengas
que mostrarlos...

No lo entiendo..

Ah, encontraste el camino final, ahora sueña, para vivir luchando por ellos...






martes, 12 de marzo de 2013

Hurt

Me hice daño a mi mismo hoy,
para averiguar si todavía sentía algo.
Me centré en el dolor,
la única cosa que es real.
La aguja hizo un agujero,
el viejo y conocido pinchazo.
Intenté matarlo,
pero siempre lo recuerdo todo.
¿En qué me he convertido?
Mi dulce amigo,
todo el mundo al que conozco,
se va al final,
y podrías haberlo tenido todo.
Mi imperio de basura.

Te defraudaré
Te haré daño

Llevo esta corona de espinas
sobre mi trono de mentiroso.
Lleno de pensamientos rotos
que no puedo arreglar.
Bajo las manchas del tiempo,
los sentimientos desaparecen
Eres otra persona más,
y yo todavía sigo aquí.

¿En qué me he convertido?
Mi dulce amigo,
todo el mundo al que conozco,
se va al final,
y podrías haberlo tenido todo.
Mi imperio de basura.

Te defraudaré
Te haré daño

Si pudiera volver a empezar,
a un millón de millas lejos de aquí,
me cuidaría más,
encontraía la manera de hacerlo.

viernes, 8 de marzo de 2013

Soul Fire

El miedo es como el fuego,
Si lo controlas, te calentara
y te mantendrá vivo,
pero,
si te controla a ti,
te quemará
y te Destruirá.

Cuentos de Hadas

Ningun hombre que ha vivido sabe del más alla...
Más que tú o que yo;

Y toda religión... surge simplemente
del subterfugio, el miedo, la codicia,
la imaginación y la poesía.

jueves, 7 de marzo de 2013

Sueños por vivir

Decide en el fondo de tu corazón
lo que en realidad te excita y te motiva...

... Y empieza a mover tu vida
en esa dirección.

Cada decisión que tomas,
desde lo que comes
hasta lo que haces con
tu tiempo esta noche...

... Te convierte en quien serás
mañana y pasado mañana.

Observa quién
quieres ser.
Y comienza a forjarte a ti mismo
como esa persona.

Puede que no acabes
exactamente
donde tú pensabas que estarías...

...Pero estarás haciendo
cosas que te satisfacen
con una profesión
en la que crees.


No dejes que la vida
te haga ser
de forma aleatoria
el adulto en quien no
querías convertirte.


jueves, 28 de febrero de 2013

Sueños

-¿Estas aquí?

-Nunca me fui.

-¿Porque te quedaste?

-Por si me necesitabas, 

-¿Sabes que adoro todo lo que no es mio?... Tú, por ejemplo


lunes, 18 de febrero de 2013

viernes, 15 de febrero de 2013

Aunque este empapado de ti, ardo.
El movimiento de tu cabeza al volverse es como una canción.
Es como una chispa.
Es como un aliento que me infla y sopla para avivar un fuego que al extenderse,
rugir tu nombre no pueda evitar

Amar y Perder, no significa dejar de Querer

Ama algo...
... Y tu corazón seguramente será estrujado.

Y posiblemente, roto.


Si quieres asegurarte de mantenerlo intacto, no debes darle tu corazón a nadie.

Cúbrelo cuidadosamente con pasatiempos y pequeños lujos.
Evita cualquier enredo.

Guárdalo bajo llave en el ataúd o el féretro de tu egoísmo,
Pues en ese féretro - Seguro, oscuro, sin movimiento y sin aire-

Cambiará, no lo harán pedazos, se volverá irrompible, impenetrable...
...irredimible...

Pero perderás tu persona misma...


Amar es ser vulnerable.

miércoles, 16 de enero de 2013

Suerte...

La felicidad es como una mariposa.


Cuanto mas la persigues...
...mas huye.

Pero si vuelves tu atencion a otras cosas...
...viene y se posa suavemente en tu hombro.

martes, 15 de enero de 2013

Voluntad...

Los campeones no se hacen en los gimnasios.
Estan hechos de algo que tienen profundamente dentro de ellos.

Un deseo...
Un sueño...
Una visión...

Tienen que tener la habilidad...
...y la voluntad.

Pero la voluntad siempre debe ser mas fuerte que la habilidad