jueves, 4 de agosto de 2011

Sensación de velocidad, el viento acaricia tu casco, sientes el rugir de mil bestias furiosas condensadas en un motor, se hace de noche en la ciudad, y mientras pasas a través de miles de vidas que quizás nunca se crucen con la tuya, sientes esa extraña conexión, como si todo tu mundo estuviera oculto bajo capas de olvido.

Las luces de miles de edificios se iluminan y apagan como si de un ecualizador gigante se tratara, y en la soledad solo quieres reír para no tener que llorar viendo el mundo en el te tocara vivir.

Miras la luna y sientes su frialdad y su soledad en cada rayo de luz que emana, y continuas por la carretera, como si alrededor de ella, solo existiese el vacío.

Y al final del camino, donde se ve el amanecer, te encuentro sonriendo, con tu cabello al aire, y recuerdo que somos unicos entre miles.

Como algoritmos aleatorios en un mundo de racionalidad.