martes, 25 de septiembre de 2012

Nunca olvides qué eres, porque, desde luego, el mundo no lo va a olvidar. Conviértelo en tu mejor arma, así nunca será tu punto débil. Úsalo como armadura y nadie podrá utilizarlo para herirte

jueves, 20 de septiembre de 2012

El último Anden

Deja de mirar los que ya partieron...


Olvida toda esa incertidumbre que te lleva a ninguna parte, te trae a donde nunca fuiste y te devuelve de donde nunca te has movido.

Si las respuestas a las cuestiones sobre esa persona no las encuentras en tí, ¿por qué no le preguntas a ella misma?.

Dile lo que quieres, lo que deseas, lo que esperas, lo que añoras, lo que sueñas y luego... Acepta las respuestas. Sonríe sean cuales sean las palabras que escuches. Piensa que, en el peor de los casos, sólo habrás vivido una experiencia que te servirá mañana. Y esto es señal de que estás vivo, de que sientes. Lamenta a los muertos, a esos que ya no son capaces de sentir. Y no hablo solamente de aquellos que están bajo tierra.

Deja de buscar trenes que no van a ninguna parte. El tuyo está ahí delante. Que no te importe el destino, que lo importante es el trayecto. Corre, se va... Y es probable que no vuelva.


martes, 18 de septiembre de 2012

Susurros al cristal

Me miro al espejo y no me gusta lo que veo. No soy yo, y el reflejo no me muestra quien soy porque, simplemente, no soy, no estoy, y sólo veo sombras y restos de quien un día quería luchar contra el mundo para ser feliz.

Le hablo a esos ojos tristes, a esa boca que no sonríe, a esas ojeras, al ceño fruncido, a esa piel apagada. Le hablo y le digo que no se preocupe, que sea fuerte, que no busque una razón porque, simplemente, no la hay. Le hablo y le digo que algún día, y sin necesidad de nadie, volverá a ser quien fue, con las mismas ganas, las mismas fuerzas, las mismas virtudes y, por supuesto, los mismos defectos; pero curtido con el dolor de la experiencia.


Hay momentos en los que logro no sentir nada malo, ni sentir nada bueno. Simplemente salgo de mi propio cuerpo, mi alma se va a algún lugar que aún no conozco, y mi cuerpo se queda inerte y mi mente pensante, sumergida en un mundo de cincuenta sombras. No puedo olvidar que tengo que buscar una salida. Y cuando decido volver a mi cuerpo y seguir viviendo, me descubro hablándole al espejo. Buscándome.


martes, 11 de septiembre de 2012

La Diosa y Él


Ven. Acércate. Respírame. Quiero entrar en tu cuerpo y sentir el calor que desprende tu alma. Buscarme a mí mismo en una parte de tí y volver a perderme en tu cuerpo después. Invadir tu mente con mis ganas, quemar mi piel con tu lengua, abrazarte y luego abrasarte con mi mirada, que es más tuya que mía porque sólo te mira a tí.

Sentir tu aliento bajando por mi cuello al ritmo que baja mi cremallera es algo que me estremece hasta un punto que desconocía, algo que me avisa y me ataca al mismo tiempo, algo que, aunque mi mente no entiende ni concibe, sé que no podrá olvidar.
Escuchar mi corazón latir al ritmo que se desabrochan tus botones es mojarme en el aire, secarme en el mar, rozar el éxtasis, lo tabú, lo infinito; algo irreal, contradictorio, de lo que soy adicto... Y tú lo sabes.

Este viaje al que nos hemos invitado tiene retorno a la realidad, pero no importa. Cuando volvamos al lugar del que partimos también volveremos a empezar.

Ven. Acércate. Respírame.