viernes, 2 de septiembre de 2011

Apareciste en mi vida sin yo saberlo, al llegar a casa y verte llorar en tu casita, rodeado de un mundo totalmente extraño para ti.

Me enseñaste a ser fuerte siendo tú tan pequeño y desvalido, con tus ojos tristes me has mostrado otra cara de mi mismo.

Al llegar al sitio que yo llamo hogar, estas esperandome y me saludas entre mil gestos y risas, te emocionas cuando te llamo, y lloras desconsoladamente cuando me marcho.

Es increible todo lo que me has dado en este corto tiempo que llevamos juntos, eres como un hijo peludito, al que enseñar las cosas mas sencillas se convierten en una odisea de juegos y diversión.


No hay comentarios:

Publicar un comentario